3/6/08

Mitos y creencias erróneas acerca del ejercicio físico

Aunque de todos es conocido que la actividad física y el deporte es bueno para nuestra salud, también hay que saber que para que ésta sea beneficiosa debe cumplir unos requisitos (calentamiento, realizar bien los ejercicios, adaptar el ejercicio a tu estado de forma, no sufrir y fatigarnos innecesariamente, dormir ocho horas diarias, etc...) que debemos conocer y respetar para disfrutar realmente del deporte.
Con este artículo pretendemos eliminar ciertos mitos y creencias que hacen de la actividad física una practica peligrosa.
Los mitos acerca del ejercicio físico y el deporte han sido y son muy comunes, debido a múltiples influencias (de la publicidad, de los propios docentes, entrenadores, monitores poco formados, etc.), las cuales han conducido a prácticas que resultan peligrosas para la salud.
Diversas son las influencias que han colaborado entre sí en la creación de estos mitos. La influencia publicitaria, centrada especialmente en la televisión, la ausencia de investigaciones (acerca de los mitos) aplicadas al campo de la E.F., los entrenadores y monitores deportivos con una preparación parcializada.


MITOS EN RELACIÓN CON LA EDUCACIÓN FÍSICA, DEPORTIVA Y SALUD.

El mito de que cualquier ejercicio físico o deporte es adecuado para la salud.
Habría que plantearse algunas cuestiones tales como si se conoce realmente cuál es el ejercicio adecuado para la salud, y si es saludable cualquier tipo de ejercicio físico (Águila y Casimiro, 1997).
Una idea generalizada bastante incorrecta que se tiene de la práctica del ejercicio físico, que parece desprenderse a veces de forma implícita de los beneficios que se proclaman a nivel popular sobre la salud, es la de que dichos efectos positivos se producen meramente por su práctica, sin explicitar con precisión cuáles deben ser los contenidos, volumen e intensidad de dicha práctica, de acuerdo a las características y circunstancias del individuo, que son los factores que deben ser concretados en una prescripción (Sánchez Bañuelos, 1996). Nunca te aventures en practicar actividad física sin el asesoramiento de profesionales en dicha materia, los cuales te ayudarán a elegir qué deportes o ejercicios te van mejor; sin olvidar que tus gustos y preferencias también se tienen que tener en cuenta.

El mito de que el dolor muscular desaparecen tomando bicarbonato o agua con azúcar (Casimiro, Ruiz y García, 1998).
Cuando una persona acomete una práctica de ejercicio o una práctica deportiva después de un período carente de ejercicio físico, sufre un proceso agudo de dolor muscular que coloquialmente se conoce como “agujetas”, y que desde el punto de vista científico se denomina dolor muscular postesfuerzo de aparición tardía (DOMS) (Dorbnic, 1989).
Este dolor, que aparece a partir de las 24 horas después de finalizado el ejercicio y que puede permanecer hasta 7 días, es una entidad cuyo origen en el pasado ha causado controversia. La investigación acerca de su origen y tratamiento ha clarificado que el ácido láctico no es el responsable del DOMS, sino la prevalencia de contracciones excéntricas, que producen microroturas en la unión músculotendinosa (McArdle y cols., 1986; Dorbnic, 1989).
A causa de la creencia de que las agujetas se producen por los cristales de lactato, estas personas ingieren agua con bicarbonato e incluso agua con azúcar para combatir estos cristales, lo que supone una posibilidad de generar molestias gastrointestinales, y resultado infructuoso, porque éstas no desaparecen. Por lo tanto, cuando comiences una actividad calienta bien, hazla de forma relajada al principio y, sobre todo, estira al acabar la actividad.

El mito de que sudar abundantemente es adecuado para perder peso. Y en clara asociación, el mito de que la sauna es adecuada para adelgazar.
Diferentes personas se plantean el reto de perder peso a través del ejercicio físico. Así pues, la pérdida de peso (reducción de grasa corporal) es una de las razones para hacer ejercicio más extendidas entre la población (Rodríguez, 1995). Sin embargo, estas personas piensan que para tal fin hay que realizar ejercicio y cuanta más sudoración provoque éste, mayor será la pérdida de peso.
Consecuentemente esta idea conduce a una práctica muy extendida, consistente en el uso de vestimentas excesivamente gruesas para las condiciones ambientales o impermeables, o bien de fajas y otros elementos aislantes que combinados con el ejercicio y con la restricción en la ingesta de líquidos, proporciona a las personas la impresión de una pérdida de peso mucho mayor (Rodríguez, 1995). Así realizan esfuerzos bajo condiciones terribles, pues pretenden adelgazar a costa de correr a las horas de más sol, colocándose un plástico sobre la piel (Casimiro, Ruiz y García, 1998), o se introducen en la sauna para sudar abundantemente esperando un efecto adelgazante. Con estas prácticas se exponen al riesgo de alterar su estado de hidratación a causa de una excesiva pérdida de agua (Fox, 1984; Silvestri, 1992). Cuando practiques ejercicio físico no utilices prendas impermeables ( a excepción de un día lluvioso), utiliza ropa transpirable como el algodón. No olvides beber agua para estar bien hidratado, sobre todo en verano.

El mito de la pérdida localizada de tejido adiposo, centrado en la pérdida de grasa abdominal con la realización de ejercicios abdominales.
Son muchas las personas que a lo largo de su vida, cuando se plantean reducir los famosos michelines, realizan ejercicios abdominales con tal fin.
Si bien, el trabajo de abdominales debe ser un objetivo desde el punto de vista de salud por sus efectos beneficiosos en el mantenimiento de la postura y para evitar dolores en la espalda, no es precisamente la forma de conseguir tal pérdida de peso. Es absolutamente imposible conseguir una pérdida localizada de grasa, ya que el lugar desde el cual provienen los ácidos grasos como combustible durante el ejercicio depende de factores genéticos, morfológicos, hormonales, etc. Así se pierde grasa allí donde más hay acumulada (Tinajas y Tinajas, 1992; Howley y Franks, 1995), y no existe ningún ejercicio que sea capaz de hacer desaparecer la grasa de una zona concreta. Todo ello se resume en que, simplemente no existe la reducción localizada (Howley y Franks, 1995). Para perder peso lo mejor es hacer una actividad continua de unos treinta minutos, tres días a la semana como mínimo, acompañado el ejercicio de una dieta equilibrada ( lo que no significa comer poco).



El mito de que los ejercicios de abdominales se deben realizar con las piernas estiradas y elevando el tronco hasta las rodillas.
Comúnmente se hacen ejercicios de abdominales con las piernas estiradas y elevando todo el tronco, así como ejercicios donde se elevan y bajan las piernas estiradas produciendo un hueco en la parte inferior de la espalda. Estos ejercicios dañan la espalda y hacen trabajar principalmente al psoas-ilíaco y muy poco a los abdominales.



CONCLUSIONES:

Si quieres estar en forma haz caso de estos consejos y si tienes dudas a la hora de realizar alguna actividad física consulta con tu profesor/a de Educación Física. No olvides que la actividad física es beneficiosa tanto a nivel físico ( ¡Tu cuerpo te lo agradecerá!), como a nivel psíquico ( te concentrarás más en los estudios al estar más relajado, dormirás mejor y te sentirás mejor contigo mismo), y afectivo ( la práctica de actividad física hace que conozcas a más gente, ¡hace amigos/as!). Así que ¡Anímate! y haz que tu vida sea mejor realizando ejercicio físico.

BIBLIOGRAFÍA:
MARCOS BECERRO, J. F. “Salud y deporte para todos”. Ed. Eudema. Madrid 1990
DEVÍS, J. Y PEIRÓ C.: ”Nuevas perspectivas curriculares en educación física: la salud y los juegos modificados”. Ed. INDE. Barcelona, 1992.