5/7/08

Para que evaluamos

Para muchos, las vacilaciones epistemológicas no son tan importantes a la hora de enfrentar la práctica docente. Las clases de Educación Física son, en general, bastante malas pero no por culpa de esas vacilaciones, sino porque somos ineficientes en el momento de abordar, planificar y resolver la tarea cotidiana.
Los desarrollos epistemológicos deben continuar pero deben hacerse simultáneamente con el aumento de nuestra eficacia. Que se conseguirá revisando en forma permanente lo que se hace todos los días.
La pregunta es...

¿Cómo lograr que las reflexiones teóricas y la investigación, verdaderamente, modifiquen la intervención pedagógica?
Viene bien recordar que, en definitiva, nosotros nos dedicamos a dar clases. Eso es lo que debe mejorar.
Puede ser útil plantearnos problemas concretos y analizar posibles soluciones. El que analizaremos hoy lo represento con una pregunta:


¿Por qué y para qué evaluamos?


El desafío es diseñar una forma de evaluación formativa que sirva a profesores y alumnos.
Poner una nota a un nombre cuyo “poseedor” tiene una cara que no recuerdo, no es una forma de evaluación que responda a alguna racionalidad curricular. O dicho más sencillo: que responda a algún discurso pedagógico.
Hay algo indudable: bajo cada sistema de evaluación que usemos subyace una concepción y una teoría pedagógica. Subyacen diferentes formas de entender la Educación Física y la Escuela. Por eso suele decirse:
“Decíme como evaluás y te diré como enseñás”
Y también es indudable que la mayor parte de las evaluaciones poco o nada tienen que ver con lo enseñado. Esa incoherencia –como muchas otras- espera soluciones sencillas. Hablo de soluciones sencillas porque en este caso, por ejemplo, no hace falta un proceder demasiado complicado. Consiste en:
Armonizar nuestras expresadas finalidades educativas, con nuestras prácticas de enseñanza y nuestro sistema de evaluación.
La búsqueda de modelos técnicos y de rendimientos motores de alguna clase –pese a cualquier discurso renovador expresado por los documentos curriculares de las Reformas que se han sucedido- parece ser la gran responsable del desajuste. Ha predominado una lógica (o racionalidad curricular) técnica o instrumental sobre una lógica centrada en los valores pedagógicos que se dice sustentar. Este enfrentamiento se advierte en otros temas y surge evidente apenas se escuchan las charlas informales de los profesores. Por ejemplo:

- Discurso del rendimiento versus discurso educativo y de participación.

- Currículo por objetivos versus currículo como proyecto y proceso.

- Discurso de una educación democrática, activa, constructivista versus una educación mecanicista, trasmisora, reproductora

Este articulo es del Porfesor Mariano Giraldes y lo podes leer completo de su blog
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